Por muchos años, esta cepa dejó de estar presente en las mesas de los amantes del vino. Hoy, es uno de los vinos más aclamados y, en Chile, uno de los más consumidos por las familias.

Todos los 24 de noviembre se celebra el Día del Carmenere. Una cepa que tiene una historia particular y excepcional.
En 1860, la variedad Carmenere, plantada en Burdeos, Francia, fue asolada por la filoxera, una peste que provocó que casi se extinguiera de los viñedos franceses. Antes de eso, el Carmenere convivía con otras cepas locales, como el Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc.
No fue sino a mediados de la década de los 90 que esta variedad resucitó en un lejano país: Chile, que gracias a sus fronteras naturales –como la cordillera de Los Andes, el océano Pacífico, y el desierto de Atacama–, no se vio afectado por la plaga de la filoxera. Chile se convirtió así en la cuna del Carmenere.
Chile posee además un clima mediterráneo, de largos y secos veranos, lo que le permite al Carmenere madurar completamente hasta la fecha de cosecha, esto es, hasta las primeras semanas del mes de mayo. Gracias a estas virtudes, el Carmenere encontró un nuevo hogar en tierras soleadas y naturalmente protegidas.
En Chile, existe un terroir perfecto para el nacimiento de esta cepa. Con un clima benévolo, un suelo excepcional y vides añosas de probada calidad, el fundo Peumo de Concha y Toro se ha constituido como un lugar privilegiado para el cultivo del Carmenere en Chile. Peumo goza de características excepcionales para la producción de esta variedad y tras años de investigación ha comprobado ser el terroir óptimo para el cultivo del Carmenere de Concha y Toro.
Un ejemplo de esto es el Marques de Casa Concha, de Viña Concha y Toro, que se ha posicionado como uno de los más aclamados vinos a nivel nacional e internacional. Este, posee un 91,5% de Carmenere, 6% de Cabernet Sauvignon, 1,5% de Merlot y un grado alcohólico de 14% y un nivel de PH de 3,6%. Sus notas de caja son de rojo violáceo profundo. Es un Carmenere intenso, puro, con notas de arándanos y berries silvestres. Dejos de flores como violetas, y una pizca de pimentón rojo asado. Es frutoso y sabroso, de rica acidez, taninos dulces y gentiles, con un final cremoso y persistente, además de vegano.
Por otro lado, el Gran Reserva Carmenere de Viña Concha y Toro, ha implementado el cuidado de la naturaleza y del medioambiente en todos sus procesos, destacándose por ser vegano y un vino sustentable hecho a través del uso responsable del agua y con energía solar. Es un vino profundo, oscuro y deliciosamente rojo. Tiene aromas de cereza, grosella negra y mora, además de notas de pimienta negra y blanca, con un sabor crujiente y concentrado. Textura sedosa con taninos suaves y un final largo.
Es por esto que en honor a la historia del Carmenere, te dejamos ideas para cocinar y disfrutar junto a un Marques de Casa Concha y Gran Reserva Carmenere, realizada por el aclamado sommelier de Viña Concha y Toro, Massimo Leonori.
Para partir…
Tabla de charcutería fina (jamón ibérico o serrano de larga maduración, fuet catálan, salame cacciatore, coppa) y selección de quesos de maduración media/larga.
Crudo o tartar de vacuno
De fondo…
Cannelloni o ravioli relleno con ricotta y setas, queso parmesano y toque de aceite de trufa.
Paella Valenciana tradicional (sin mariscos)